Inteligencia Emocional en el Piso de Producción: Clave Oculta para Equipos Más Eficientes

mayo 22, 2025

 

Rocio Burciaga de la redacción de AHE

"Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad."

— Viktor Frankl


Cuando hablamos de producción, pensamos en eficiencia, tiempos estándar, calidad y seguridad. Pero hay un elemento silencioso que puede mejorar (o entorpecer) todo lo anterior:


la inteligencia emocional. No es exclusivo de oficinas ni de cargos directivos; también se necesita en la línea de ensamblaje, en el taller o en el almacén.

A continuación, te comparto 4 formas concretas en que la inteligencia emocional puede marcar la diferencia en las áreas operativas:

1. Supervisores que escuchan, no solo corrigen

Un buen supervisor no es el que más grita ni el que más reportes llena. Es el que sabe cuándo hablar y, sobre todo, cuándo escuchar.

Cuando un operador tiene un error o un retraso, la reacción emocional del supervisor define el ambiente:

  • ¿Grita? Causa miedo.
  • ¿Ignora? Genera desinterés.
  • ¿Pregunta con calma? Genera aprendizaje.

Frase útil para supervisores:          

“Ayúdame a entender qué pasó para que podamos mejorarlo juntos.”

 

2. Operadores que saben gestionar la presión

Un cambio de lote, una máquina detenida, un auditor en piso…

La presión en producción es constante. Por eso, enseñar al personal a identificar sus emociones y expresarlas con respeto ayuda a prevenir errores y conflictos.

 

Ejercicio práctico:

Al detectar enojo, frustración o tensión:

Respira 3 veces, cuenta hasta 5, y luego comunica el problema, no la emoción.  

Ejemplo: En vez de decir “¡Esto siempre falla!”, decir “La máquina ha fallado dos veces hoy, y me atrasa el proceso.”

 

3. Empatía operativa: comprender antes de ordenar

Un supervisor que entiende que un operador llegó tarde porque tuvo un problema familiar, o que reconoce el cansancio acumulado, genera lealtad y compromiso.

No se trata de justificar todo, sino de ver al equipo como personas, no como partes de una máquina.

Acción sencilla:

Preguntar: ¿Todo bien en casa?” no quita productividad, pero suma confianza.

 

4. Resolver conflictos sin dividir al equipo

Entre operadores o entre turnos, los roces son comunes. El supervisor con inteligencia emocional no toma partido inmediato. Escucha ambas versiones, valida emociones y enfoca la solución en el proceso, no en la persona.

Modelo breve para resolver conflictos:

Escucho a ambos sin interrumpir

Repito lo que entendí (para validar)

Pregunto: “¿Qué solución ven ustedes?”

Propongo un acuerdo, con seguimiento

 

Las máquinas siguen procesos. Las personas sienten, se frustran, se cansan… y también se motivan.

¿Y si la próxima mejora en tu línea de producción no viniera de una herramienta nueva, sino de una nueva forma de relacionarte con tu equipo?

La inteligencia emocional podría ser el siguiente gran paso operativo. Solo hay que atreverse a verla como parte del trabajo.

¿O tú qué opinas?


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